Inseguridad, fuerte limitante del crecimiento

CDMX . México - Jueves 6 de febrero - 12:44 pm - Redacción

De acuerdo con la estimación oportuna del INEGI, durante el cuarto trimestre del 2019 el Producto Interno Bruto tuvo un nulo crecimiento, lo que significó que en todo el año la economía reportara una caída de 0.1%.

Esta cifra, además de ser la primera disminución desde la crisis del 2009, fue también la primera baja para el primer año de un sexenio desde 2001, cuando la economía fue también afectada por eventos externos.

En esta ocasión el debilitamiento de la actividad económica respondió, en buena parte, a factores internos que crearon un ambiente de incertidumbre como consecuencia de políticas públicas y mensajes confusos.

Desde el despido de burócratas y las estrategias para combatir el robo de combustible en el primer mes de gobierno, hasta la cancelación definitiva del proyecto del nuevo aeropuerto y posteriormente otros casos como la cancelación de la reforma educativa, del seguro popular y los riesgos asociados a la posibilidad de arbitrajes respecto a los ductos de gas. Todo ello ha abonado a un ambiente de cautela y espera para la inversión.

En este contexto, las expectativas de crecimiento se fueron deteriorando. Las más recientes estimaciones ya anticipaban una caída del producto en 2019 y con base en la evolución de los indicadores macroeconómicos y otras decisiones oficiales, los pronósticos para el 2020 continúan disminuyendo, alejándose significativamente del objetivo oficial de 2.0%.

Los ajustes más recientes muestran una expectativa cada vez menos optimista. Citibanamex redujo su estimación de crecimiento para 2020 de 1.1% a 1.0%. El Fondo Monetario Internacional lo ajustó de 1.3% a 1.0% y posteriormente el banco de inversión Barclays redujo su expectativa para 2020 de 1.4% a 0.6%.

El deterioro de las expectativas refleja la debilidad que mantienen los principales indicadores, mismos que finalmente se plasmaron en la caída del PIB en 2019. Asimismo, naturalmente reflejan la incertidumbre que incidió en la reducida inversión, tanto privada como pública, que ya acumula cuatro trimestres consecutivos con variaciones negativas.

En el caso del sector público, la reducción de la inversión física que se ha observado a cambio de mayor presupuesto para programas asistenciales -que aún no cuentan con reglas de operación- en un entorno de escasez de recursos, limitó severamente su capacidad de realizar proyectos que elevarían la productividad del país, además de crear empleos y ser importante catalizador de la inversión privada.